domingo, 7 de julio de 2013

Juan dejó Los Barrios y se fue a México para recuperar a su pequeño, sustraido por su exmujer


Dos años después consiguió poner fin a su calvario

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Todo por mi hijo

Juan Familiar lo dejó todo en 2010 y se marchó a México. Sabía que era la única forma de poder recuperar a su hijo después de que su exmujer se lo hubiera llevado de forma ilegal. En España la Justicia le daba la razón, pero allí era otra historia: tenía que enfrentarse al sistema y ganar con sus reglas del juego. Subsistió a duras penas pero, tras dos años de lucha, logró reencontrarse con su pequeño y regresar juntos a Los Barrios. Sorprende la entereza con la que este joven de 29 años relata el calvario sufrido. Una prueba de vida que ha superado con coraje y empujado por el amor hacia su hijo. Ya hace un año que puso fin a la pesadilla, tiempo que le ha ayudado a digerirla y a hablar de ella.

Juan Familiar conoció a D. A. -ahora de 26 años- en 2005 de vacaciones en México. Iniciaron pronto una relación y decidió quedarse allí. Al poco tiempo contrajeron matrimonio y, tras un par de meses, viajaron a España para emprender una nueva vida juntos. Juan tenía una empresa relacionada con la construcción y ella encontró pronto trabajo en un hotel. La joven quedó embarazada y en 2006 decidieron volver a México para tener allí a su hijo. Pasados unos meses, la pareja retornó a Los Barrios ya con su pequeño.

La relación empezó a deteriorarse en 2008 y terminó de romperse cuando ella interpuso una denuncia por maltrato físico y psicológico. Juan contrató entonces al abogado algecireño José Ángel Sánchez Grau, que le ha acompañado en todo este trance. El joven barreño quedó absuelto en el juicio e iniciaron los trámites de divorcio, en los que una vez cerrados el juez le concedió a él la guarda y custodia del hijo.

En los siguientes cinco meses, según Juan, su exmujer se desentendió del pequeño. Una aparente tranquilidad que se truncó un día que ella intentó llevarse al niño de la guardería, algo que evitaron los trabajadores. El joven fue avisado y tras personarse se produjo una fuerte discusión, que derivó en otra denuncia de su expareja en la que también fue absuelto.

En las Navidades de 2009 el pequeño se fue a pasar unos días con la madre según el régimen de visitas fijado. Juan se dio cuenta de que algo no marchaba bien ya que su hijo no le cogía el teléfono. Acudió entonces al Punto de Encuentro de La Línea, pero allí le dijeron que hasta que no concluyera el régimen de visita no se podía hacer nada. Sus peores temores se confirmaron el 1 de enero de 2010 cuando la madre no se personó en el Punto de Encuentro con el niño como estaba establecido. Acto seguido interpuso sendas denuncias ante la Policía Nacional y la Guardia Civil. Asimismo, el abogado Sánchez Grau abrió dos vías. La primera, una denuncia penal en los Juzgados de La Línea por sustracción internacional de menores y, la segunda, una comunicación al Ministerio de Justicia solicitando el cumplimiento del convenio de La Haya a fin de que se abrieran los trámites con las autoridades mexicanas para la restitución del menor.

A los tres meses, desesperado por la "lentitud judicial", Juan tomó la decisión de dejarlo todo y marcharse a México a recuperar a su hijo. Tenía algunos contactos de sus estancias anteriores, por lo que cerró la empresa y cogió las maletas. Una vez allí contrató a un abogado e interpuso la denuncia, sin saber todavía a ciencia cierta si el pequeño se encontraba allí. Logró localizarlo en septiembre, cuando la madre lo inscribió en un colegio de Mérida, capital de la región de Yucatán, y él pudo acceder a los datos. Poco después realizó fotos de su hijo entrando en la escuela y trasladó estas pruebas al Ministerio de Justicia a fin de poder agilizar el cumplimiento del convenio internacional. Asimismo, se fue a la Embajada española en México D.F. donde, a través de Relaciones Exteriores, le ayudaron en el proceso judicial.

Juan descubrió pronto que aún le quedaban muchos obstáculos por superar. La jueza de primera instancia alegó que se había cumplido el permiso de seis meses de estancia en el país y amenazó con expulsarlo, algo que evitó la Embajada. Asimismo, le acusó de intento de secuestro por hacerle fotos al niño. Pese a ello, Juan ganó el juicio, pero su exmujer recurrió la sentencia al Tribunal Superior, que revocó el falló.

El joven barreño apeló entonces al Tribunal Federal en última instancia. Mientras se resolvía el caso, la Policía mexicana trasladó al menor a un albergue. Finalmente, tras dos años de lucha en México, el tribunal le dio la razón gracias a su tesón, a la presión de la Embajada y a la labor de sus dos abogados. Juan había ganado en los juzgados, pero todavía no tenía a su hijo, que antes de la resolución volvió con su madre. Un día recibió una llamada de ésta diciéndole que el pequeño quería verle, citándose en una hamburguesería. El joven avisó entonces a la Embajada y a la Policía Federal, que montó un dispositivo.

Tras el encuentro, los agentes cogieron al menor y lo llevaron, junto a Juan, ante la juez de primera instancia para proceder a la ejecución de la sentencia. Luego fueron escoltados en autobús hasta Cancún, donde el pequeño obtuvo un salvoconducto para viajar a España. El 14 de marzo de 2012 padre e hijo aterrizaban en el aeropuerto de Barajas, en Madrid.

Desde entonces, Juan disfruta de una nueva etapa de su vida junto a su hijo, que va a cumplir siete años, en Los Barrios. Él tiene la guarda y custodia y sobre la madre sigue pesando la causa penal abierta por la sustracción del menor. Un delito por el que se plantea solicitar que le retiren la patria potestad. El joven afirma que el menor se ha adaptado bien y que sigue manteniendo contacto con la madre por teléfono.

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